Habitación

Eso sí, te lo garantizo. Te lo firmo ahora.
Es más facil quedarse parado en la cocina con la luz del patio que entra y un par de focos cálidos sobre las cortinas y los muebles, quedarse esperando algo en la cocina a las cuatro de la mañana cuando no hay nada mejor que hacer que estar en la cocina, estar viendo a esa luz tenue qué se puede picar, qué compraron los viejos, qué té se puede hacer y llevarselo a la pieza, o manotear unas uvas, un vaso de agua, fruta, es más fácil quedarse solo en el silencio que tratar de abrir la puerta y tratar de sentarse en la mesa y tratar de hacer materia todo eso que circula y todo eso que no tiene forma (moneda, rulito, espinel, mediomundo, puntazo), todo eso que nada en la vista y con el aliento se hace líquido invisible en la atmósfera contra las paredes, recorre los rincones y trepa por el piso que llega hasta nuestros pies y los confirman, los efectúan, los cirundan y les huyen, reptando, circunvolucionando sobre las superficies que toca el haz deshecho a temperatura ambiente, lamiendo transparente la materia oculta agazapado, a la espera, quieto y dispuesto, esperando a que quizás alguien aparezca, solo, leve, en penumbras, en medio de la cocina a las cuatro de la mañana.